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Animalia: un tratado de las pasiones íntimas de los animales en la vida de Sylvia Molloy

Actualizado: 25 may

En el día mundial de los animales, les compartimos esta lectura de Sergio Cerdán sobre Animalia, libro póstumo de Sylvia Molloy. Distintos seres sintientes estuvieron presentes en la vida adulta de la escritora, quien recrea su convivencia e intercambio en su libro. Sergio lo analiza en el marco de la caída de los discursos antropocéntricos, en una particular creación de una narración intimista. Como él mismo nos explica: "Nos estamos acercando a otras escrituras que presentan un equilibrio entre especies, una armonía de animales, una vuelta del animal singular para pasar a englobar, en una sola palabra, a todos los seres vivos".


por Sergio Cerdán





Desde hace varias décadas, ha existido una transformación en las producciones literarias, en la crítica y en la teoría. Este desplazamiento teórico comenzó con la crisis del humanismo, y con ella, nuevas preocupaciones e intereses. Esta deconstrucción de discursos antropocéntricos fue desencadenando en lo que algunos llamaron posthumanismo, una corriente filosófica en la que se lleva a cabo un descentramiento sobre el hombre. El foco se direcciona hacia una revisión de la noción de la vida*1, de los vivientes, sobre el cuerpo en un sentido más amplio y complejo. Son muchos los planteos que podemos mencionar respecto de esta problemáticen la crítica contemporánea latinoamericana; no obstante, no es nodal detenernos en esta cuestión. 


El objeto que nos reúne es un magistral, personal e íntimo libro inédito y póstumo, escrito por la queridísima Sylvia Molloy: Animalia (2022), de editorial Eterna Cadencia. En este libro, nos encontramos con una serie de relatos, en los que ella recrea la convivencia que labró de adulta junto a distintas especies, a través de un fuerte vínculo de amor. Poco a poco, estas historias nos irán envolviendo en un mundo lleno de la energía sanadora que poseen los animales.


Los animales atraviesan toda la obra, ya sea por su ausencia en la infancia, por sus primeras apariciones en la adultez, hasta que llegaron para quedarse: “[…] de chicas no se nos permitía tener animales”; “[…] durante los viajes […], mi hermana y yo contábamos animales”; “Animales en tiempos de pandemia” (Molloy, 2022). La narradora nos muestra ese giro autobiográfico potenciado en una escritura próxima, cercana e íntima (Giordano, 2008)*2.


Desde una estructura narrativa de memorias, nos propone formar parte de su mundo personal, mediante algunos episodios que funcionan como recuerdos de vida. Comparte las relaciones que tuvo con algunas mascotas: desde víboras, patos, gallinas, hasta gatos, con los que compartió una alianza especial, la cual fue creciendo con el tiempo. A modo de estilo anecdótico y coloquial, se puede observar el lugar que ocuparon estos seres sintientes en la vida de Molloy, ese espacio que muchos animales humanos deberíamos darles. En este libro, recuperan ese territorio que habían perdido por la tradición del pensamiento occidental, tan arraigada durante muchísimos siglos. 


Matthew Calarco, profesor de filosofía animal y ambiental, plantea la necesidad de un pensamiento sobre animales y animalidad humana, de la misma forma que propone nuevas producciones artísticas respecto de este ámbito. El libro de Molloy podría configurarse en este planteo teórico propuesto por él. A través de breves relatos en los que los animales son protagonistas, nos lleva a reflexionar sobre su importancia en la vida humana y, por qué no, en la constitución de nuestra subjetividad animal: la “[…] necesidad de vivir con animales” (Molloy, 2022).


Animalia encaja entre las escrituras que desplazaron al hombre del centro de la escena narrativa y figurativa para poner en su lugar a la vida, a los seres vivos en general, a los vivientes. En palabras de Susan McHugh (2006)*3, esto quiere decir que es una producción artística que se puede estudiar y analizar en el marco de una etología narrativa: una nueva manera de comprender los vínculos entre las especies en el ámbito literario. La pregunta a este planteo es: ¿se puede leer un objeto literario a partir de una perspectiva crítica no antropocéntrica? 


Esta obra nos lleva a una “intimidad inofensiva” (Kamenszain, 2016)*4. Nos sugiere una ficcionalización de la rutina animal en el ambiente humano, en la propia cotidianeidad del hombre. Esto muestra una convivencia, en la que el umbral ontológico, instalado durante tanto tiempo, se empieza a quebrar. Nos estamos acercando a otras escrituras que presentan un equilibrio entre especies, una armonía de animales, una vuelta del animal singular para pasar a englobar, en una sola palabra, a todos los seres vivos. Este libro nos permite replantear la tradición occidental arraigada, durante tanto tiempo, al poder de la humanidad en detrimento del lugar que podrían ocupar el resto de vivientes, en nuestras vidas: “Ese amor o adicción que nos unía […]” (Molloy, 2022). 


Otro aspecto interesante para señalar es la enorme producción de imágenes animalizadas, traídas de recuerdos, del pasado, de la memoria, de las experiencias compartidas con todas las mascotas que pasaron por su vida. La fusión de las emociones, de la coexistencia y de las situaciones vividas con ellas son las que nos orientan a la reflexión y a una concientización de todo lo que los animales nos pueden brindar, desde nuestra infancia hasta nuestros últimos días de vida. ¿Se los humaniza? ¿O siempre tuvieron emociones, reacciones y actitudes ante otro? (Derrida, 2008)*5. En última instancia, no dejan de ser formas de vida que redefinen la concepción de lo viviente, en el presente. 


Bajo el signo animal (Giorgi, 2014)*6, Molloy nos invita a explorar esta comunidad de seres que comparten espacios y tiempos, sin ningún tipo de grieta ni distinción alguna. Este universo podría permitirnos repensar el contexto latinoamericano actual, en relación a las potencialidades de cuerpos, formas y seres. Si Derrida vivenció un encuentro epifánico con su gata (2008), Molloy también pudo haber tenido estímulos para su futura creación literaria: momentos reveladores con sus mascotas. “Por primera vez me pareció que me miraba” (2022), nos cuenta sobre su momento inicial junto a Circulita, su gata. 


La autora estuvo, vivió y murió fuera de su país natal, Argentina. Sus últimas producciones, Animalia entre ellas, fueron escritas y publicadas en su lugar de residencia, de exilio, en Estados Unidos, en un contexto de encierro, de pandemia, de desterritorialización. De este modo, Molloy cierra su círculo de escritura, y el de su propia vida, dejando un legado que abre el debate si, verdaderamente, podemos devolverles el lugar que han perdido los animales por una tradición antiquísima que ya quedó obsoleta. Tenemos que asumir que estamos atravesando un contexto de un “giro ético animal”, en el marco de una espectacularización de lo íntimo (Sibilia, 2008)*7.




Notas

*1 Muchos son los especialistas que han realizado aportes sobre la cuestión animal; sin embargo, “el último Foucault” es el que desató esta problematización acerca del poder político de la vida y de los seres que la conforman. Esto marcó un antes y un después en el campo filosófico, en los estudios culturales latinoamericanos.

*2 En El giro autobiográfico (2020), de Alberto Giordano.

*3 Susan McHugh es Profesora de filología inglesa en la University of New England, en Biddeford, Maine, y doctorada por la Purdue University. En sus campos de investigación y enseñanza destacan como principales intereses la conexión teórica de los estudios literarios sobre la interacción que tiene lugar entre animales y humanos. En la actualidad, trabaja en un futuro libro que presentará un análisis teórico sobre el modo en que los animales domésticos han dado lugar a narrativas visuales a lo largo del siglo XX.

*4 En Una intimidad inofensiva (2016), de Tamara Kamenszain.

*5 En El animal que luego estoy si(guien)do (2008), de Jacques Derrida.

*6 En Formas comunes: animalidad, cultura, biopolítica (2014), de Gabriel Giorigi.

*7 En La intimidad como espectáculo (2008), de Paula Sibilia.



 

SERGIO CERDÁN

Trabaja como profesor de literatura en el nivel secundario, recibido del ISFD N°42, BELLA VISTA. Además, es Especialista en Prácticas Sociales de Lectura y Escritura (UNGS). Actualmente, está escribiendo la tesis para la Maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos (UNTREF). Esta presenta una propuesta de análisis en relación a la temática del "giro animal latinoamericano". Fue tutor y capacitador docente en INFOD, intermediado por la UNSAM y por la UNLZ, durante el 2022 y parte del 2023. Ha publicado su primer trabajo de aproximaciones ecocríticas en La copa del árbol, con la edición de Martín Glozman (2022). Desde el 2023, forma parte de la UNGS. Allí dicta el Taller de Lectura y Escritura en las Disciplinas.

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