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Memoria: tres poemas mazahuas seleccionados por Susana Bautista Cruz

Actualizado: 25 may

La poeta mazahua de México, Susana Bautista Cruz, ha seleccionado para La Lechiguana tres poemas de la memoria de su pueblo escritos por su paisano Francisco Antonio León Cuervo. Su propuesta amplía el concepto. Teje redes con los pueblos indígenas de nuestro continente. Hoy. Y siempre.




La enorme riqueza de la tradición oral de los pueblos indígenas de nuestro continente es fundamento de sus cosmogonías, que han sido constantemente silenciadas por quienes construyen los discursos oficiales. En el caso del mazahua, la transición de la oralidad a la escritura alfabética comienza a encontrar sus primeros exponentes a comienzos de los años 90’. Así, los y las mazahuas dejan de ser exclusivamente contados por otros y comienzan a ser ellos quienes cuentan su propia Historia. Con sus palabras.


Susana Bautista Cruz (1971), poeta mazahua de México e investigadora de poesía en lenguas indígenas de la UNAM, ha seleccionado para nosotros tres poemas sobre la memoria de su pueblo escritos por su paisano mazahua Francisco Antonio León Cuervo (1987). Y nos advierte que si antes estas lenguas sólo estaban restringidas al ámbito familiar, involucrarse en la defensa de sus derechos, convirtió a su uso en bandera de resistencia lingüística y de orgullo étnico.


Asimismo, toma a Elisa Ramírez Castañeda para subrayar que la escritura indígena “surge como una nueva memoria, como un ejercicio para recuperar los espacios robados a las lenguas y a la tradición oral” (2017).


La poeta señala que el pueblo jñatrjo (mazahua) al que ellos pertenecen se encuentra en una región formada por trece municipios del noroeste del estado de México. Esta zona, que forma parte de la Sierra Madre Occidental, ha estado habitada por los jñatrjo desde la época prehispánica. Aunque, aclara que en la colonia era conocida con el nombre de Mazahuacán. De ahí, la denominación del mazahua como “la gente del venado” o “los que hablamos la lengua”. Pero, la búsqueda de mejores condiciones de vida produjo la migración de hombres y mujeres desde sus comunidades al municipio, o a otras ciudades de México, a los Estados Unidos, o a Canadá.


Susana es parte de esta historia de migración. Es hija de migrantes establecidos en la ciudad de México. Ella señala que “el sentir(se) mazahua creció con la añoranza de regresar a la milpa, a las montañas, a los bosques de pinos y oyameles, al olor de ocotes encendidos, al calor del fogón, a la celebración de fiestas con nuestra gente”. Por eso, su estudio abocado a la poesía indígena es también una búsqueda de su propia identidad. Para ella, la escritura en estas lenguas es también una urgencia para ver el mundo en otras formas, para volver a la casa de los abuelos, de los padres.


Los poemas que nos comparte dialogan con esta búsqueda: se trata de una escritura bilingüe. Están escritos en mazahua y traducidos por el propio escritor al español. Francisco Antonio León Cuervo es parte del movimiento que desde los 90’ comienza a vincularse de modo más directo con el estudio de su lengua y a incursionar en su escritura, tiene la posibilidad de acceder a una educación literaria formal.



La poeta nos cuenta que es Licenciado en Lengua y Literatura de la Universidad Intercultural del Estado de México (UIEM), docente, traductor, investigador y promotor cultural jñatrjo/mazahua, y el primer escritor en esta lengua en obtener el Premio de Literaturas Indígenas de América PLIA con la novela Un pama pama nzhogú / El eterno retorno, en 2018. Asimismo, entre el 2018 y 2019, fue becario del Programa Jóvenes Creadores del FONCA, con el Proyecto novela Na jiú’ú nu pjeñe / El peso de la memoria. Y también ha trabajado activamente por los derechos de su pueblo: tradujo a la lengua mazahua diversas leyes y documentos relacionados con los derechos humanos y programas sociales. Y, además, es el presidente de la agrupación de Escritores Mazahuas.


Si bien esta lengua indígena es una de las cinco habladas en el estado de México, su producción poética y su difusión es mínima. Pero, también necesaria para la visibilización de su memoria. La generosidad de Susana de compartir el trabajo de Francisco, nos permite conocer el uso que hace de esta figura en sus poemas: uno íntimamente vinculado a la situación de migración forzada por las condiciones de marginación social, política y económica de su pueblo.



Francisco nació en uno de los trece municipios del pueblo mazahua (en San Felipe del Progreso), en la comunidad Santa Ana Nichi del estado de México. Sus poemas de la memoria dialogan con la historia de su pueblo, con su historia personal: “están referidos a los hijos de los campesinos que migran a EE.UU., y ya no regresan, a toda la implicación que eso representa: la Ausencia. La muerte de una cultura”, nos explica Susana.


Sin más preámbulos, aquí los poemas bilingües de Francisco Antonio León Cuervo que forman parte de su libro B’uba ma mi jingua/B’úba desde el origen (2021):



Mbeñe

O ma’a nu dyeb’e

a kjanu ri ma’a yo ts’ita ma tujmú nu juajma.


Nu nita 

o xokjú yo dye’e ñe o panú nu ts’itrjo 

nuja otrjo dya tee 

o mbi’i texe yo sante 

o juejme k’ú o mús’ú yo teetrjo k’ú in m’úb’ú na me’e 

ñe o xukjú yo tsö’ö 

mba dya yárá yo ’ue’e 

nuzgojme k’ú o ngejme. 

A kjanu o ma’a 

o bezhi kja nrrájmá 

ñe ngextrjo o ngejme nu xonrrú ne jomú.


Nu ts’ita 

o mimi kja ñomú 

nuja texe yo nzhá’á mi janra nu jiarú. 

Mi nats’e 

yo nrrodye o me’e 

ñe kja nanguarú nu zakjú mi kjogú. 

Kja in chjo’o o ngejmeji 

texe yo xörú k’ú o janrra na mi ts’ike 

ñe a mbo’o in chjo’o 

xi ri juens’i nu jiarú.


Ga kjanu o jiezi yo ts’ita 

kja xoñijomú nuja dya ri pärgojme pje k’o ra tsja’a. 

Ma pa’a, nu dyeb’e ri kjogú 

yo ts’itrjo ri mbes’e 

ñe nu mbeñe na ú’ú.



Memoria

Se fue la lluvia 

como se fueron los viejos surcando la milpa.


La abuela 

abrió los dedos arrojando la semilla 

donde nada crece 

escupió todas sus maldiciones 

lamentando haber engendrado hombres de piedra 

y arráncose los oídos 

para no escuchar las hipócritas angustias 

de quienes nos quedamos. 

Así se fue 

diluyéndose en el viento 

hasta no ser más que sombra de polvo.


El abuelo 

se quedó sentado en la misma esquina 

donde todas las tardes despidió la claridad. 

En la soledad 

sus huesos se fueron petrificando 

mientras a su lado la historia pasaba. 

En su mirada quedaron atrapadas 

todas las mañanas que vio de niño 

y de la profundidad de sus ojos 

aún emana el brillo del sol.


Así nos abandonaron los viejos 

en esta tierra donde no sabemos qué hacer. 

A veces, la lluvia pasa 

las semillas brotan 

y el recuerdo florece.




Pepji

O paji yo chi’i

ga kja yo nte’e ri jiezi nu ngumú

ri juenchi nu sibi

ñe ri tsontrú nu ngoxtr’i

a kjanu dya ra nzhogú.


Mi jñanraji nu seje o ma’a kja ñiji

o dyokjúji yo za’a

o ts’ontrúji yo nrrare

o xukjúji yo tr’eje

o junsúji nu jñitr’ezi

o juensibi nu xomú

o tsjaji yo nrrajñiñi

o pe’e yo ngunmexe

o jmurúji

a kjanu mi pjeñe na jo’o.


Otrjo dya o janrraji a xutrú.

Mi jueme ma kärä na jë’ë

nu nana o dyonkú.

K’oko ra jokú nu jomú

ra tujmú nu ts’itrjo

ñe ra mbes’e nu zakjú.



Trabajo

Partieron los hijos

como quien abandona la casa

apaga el fuego

y sella la puerta

para no volver.


Siguiendo su estrella tomaron camino

fueron a despojar los cerros

bloquear los ríos

saquear la selva

coser la vía

iluminar la noche

edificar ciudades

levantar telarañas

hacer la colmena

y traer el progreso.


Ninguno volvió la vista.

En la nostalgia de su ausencia

su madre lamentó.

Quién abrirá la tierra

enterrará la semilla

y hará la vida parir.




Dya b’úb’úji

Ma mimiji kja xonrrú nu nzhá’á

in nita o edyi yo pa’a

nuja in chi’i dya mimi kja ngumú.

O janrra nu jens’e

mi jiodú kja ngo’o

nu edyi k’ú jmamú jango mi kärä.

Ro mbibi nu jomú

ñe o dyonú a yo xankjä

ma o jñanrraji a mbo’o.


Angeze ri pärú.


O edyi nu ngumú

ga kja ri pärúji texeji

jä nzi’i ú’ú in m’úb’ú.



Ausencia

Sentados a la sombra del atardecer

la abuela contó los días

desde que sus hijos no están en casa.

Miró al cielo

buscando en las nubes

la medida que le dijera lo lejos que están.

Escupió a la tierra

y preguntó a las hormigas

si les han visto bajo el suelo.


Ella sabe la verdad.


Repartió la casa

para repartir entre todos

el dolor de su ausencia.



 

SUSANA BAUTISTA CRUZ

Escritora de origen mazahua. Estudió Derecho y Letras Modernas, cuenta con una especialidad en Derechos Humanos y una maestría en Derecho por la UNAM. Colaboró durante una década en las Jornadas Lascasianas dedicadas al estudio y defensa de pueblos indígenas y afroamericanos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Imparte la clase “Mujeres indígenas”, en la asignatura México: nación multicultural del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural Intercultural PUIC-UNAM. Coordinadora académica del Diplomado de Literaturas Mexicanas en Lenguas Indígenas del INBAL. Ha publicado cuento, poesía y ensayo.

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